No hace falta que se merezca algo para conseguirlo. Tampoco importan los medios por tal de llegar al objetivo.
A los italianos les da igual. Tienen "algo" que se les concede cuando llegan los últimos minutos de un partido. Esa oportunidad que pocas veces desaprovechan. Ese balón largo, ese rechace al pie del delantero italiano... y ese gol que vuelca la eliminatoria a su favor.
Hoy en San Siro ha ocurrido algo parecido. El Milán se adelanta en el marcador, gol de Inzaghi, tipo oportunista donde los haya. Pero el dominio, el juego es de los franceses. Con justicia el Lyon empata poco después, Diarra se encarga de ello. Juninho, Diarra, Malouda... el Lyon en general se muestra muy superior en el juego. Aspecto que parece no preocupar a los italianos. No les importa que el rival controle el partido. Saben que el partido dura 90 minutos, o 180 como en este caso. Y que en la situación más insospechada sacarán algo de provecho.
Por ejemplo: minuto 87, un centro que se come la defensa, el balón le cae a Shevchenko, dispara y pega en el poste izquierdo, de éste pasa al derecho y casualmente le cae a la bota de un jugador italiano, pongamos a Inzaghi. El Pippo no va a fallar, la va a meter y va a hundir a un equipo que tenía el pase casi en el bolsillo. Los italianos lo han conseguido, lo han vuelto a hacer... el tercero de Shevchenko carece de importancia, es fruto del hachazo moral de Inzaghi.
Mereciéndolo o no ya están en semifinales y Barcelona o Benfica se las tendrán que ver con los italianos.
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