abril 13, 2006

Caos hasta el final

Los prolegómenos de la final marcaban un partido con cierto favoritismo del Zaragoza después de su trayectoria en la Copa, eliminando al Barça, Real Madrid y Atlético. Un leve "calentamiento" de Víctor Muñoz, tildando de «llorón y victimista» a Lotina daba el inicio del partido.

El equipo del "llorón" estuvo por delante del Zaragoza en todo. Marcó primero, demasiado pronto en el minuto 2, después de que De la Peña sacara una falta que pegó en el palo y el pillo Tamudo remachase de cabeza a la portería maña. A partir de ahí el papel que le había tocado al Zaragoza no era el que más le gusta. No es su estilo llevar el peso del partido, soportar tanta posesión de balón... A pesar de eso en el minuto 28, tras una bonita jugada estratégica, Ewerthon parecía poner algo de tranquilidad en una noche para olvidar para los maños. La tranquilidad duró lo justo, lo necesario para que Tamudo, olvidado en una banda viese que alguien le echaba una mano en ataque. El de Santa Coloma le cedió un bonito pase y el ayudante Luis García no dudó en atacar la pelota y poner el 2-1 que parecía certificar que esa noche era más periquita que maña.

La resignación era lo único que les quedaba a los de Víctor Muñoz, resignación y algo de esperanza. Esperanza de que Cani conectase de una vez con Diego Milito o Ewerthon. En el descanso se hicieron cambios en los dos equipos, Víctor sacó a Óscar por Savio, y a Celades por Movilla. Lotina metió a Coro y Moisés en el lugar de Ito y Frédson. ¿Adivinan a quién le salieron mejor las cosas? Correcto. En uno de estos impases de yo juego, yo te dejo jugar, yo te la robo, el balón le cae a De la Peña, el cántabro saca la escuadra y el cartabón, y mete un pase de tiralíneas que se convierte en una contra mortal, para que un chico ágil y rápido como Coro se plantase delante de César (3 finales 3 derrotas) e hiciera el 3-1.

El cronómetro, por aquel entonces, decía que ya se habían jugado 71 minutos y que los 19 que restaban parecían una gran utopía si de una remontada o algo por el estilo por parte del Zaragoza se pretendía. César perdió los nervios y después de que algunos aficionados le increpasen con el lanzamiento de botellas y otros objetos, el portero descargó la tensión tirando una botella a la afición que había detrás de la portería. Cartulina roja y partido casi acabado. Lo acabó del todo Luís García poniendo el 4-1 en un chute desde fuera del área que batió a Valbuena.

Medina Cantalejo pitó el final y el Espanyol ya tenía su cuarta Copa del Rey, la segunda para Tamudo. Enhorabuena para esa gran afición tan sufrida, por varios motivos, como es la periquita.

0 comentarios:

 
;